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El Espejo Roto. Acerca de "Tu Pálida Voz...yo era tan feliz"


 

Toda obra de arte es hija de su tiempo, muchas veces es madre de nuestros sentimientos.

Wassily Kandinsky


Dos personas se acercan, casi tocándose las caras, en un retrato en blanco y negro. La mujer tiene el cabello oscuro y rizado, mientras que el hombre tiene el cabello lacio y usa una corbata. En el fondo, se pueden ver siluetas de otras personas sentadas. La imagen evoca una atmósfera íntima y nostálgica, acompañada de la frase "TU PÁLIDA VOZ".


 

La recientemente estrenada: Tu pálida voz transporta al espectador a la complejidad emocional y artística de dos figuras icónicas del tango y el cine argentino: Sabina Olmos y Charlo. Esta obra no solo revive su amor trágico, sino que también (nos) ofrece una reflexión profunda sobre la intersección entre vida personal y creación artística, un tema recurrente en las artes escénicas. A través de una narrativa que fusiona elementos de biopic con un análisis crítico de sus vidas, la pieza destaca cómo las pasiones y tragedias personales pueden influir y, a veces, determinar la trayectoria artística de los individuos.


 

El Arte como Reflejo de la Vida

 



Una escena de baile en blanco y negro con varias parejas en un ambiente festivo. En el centro, un hombre y una mujer se miran mientras bailan, rodeados de otros bailarines. En el fondo, varias personas observan, algunas sentadas en mesas. La imagen transmite una sensación de alegría y nostalgia, acompañada de la frase "TU PÁLIDA VOZ"

La historia comienza en 1940, durante la filmación de Carnaval de Antaño, un momento clave que marca el inicio del romance entre Sabina Olmos y Charlo. Este encuentro, más que un simple hecho anecdótico, es un punto de inflexión que establece el tono para toda la narrativa. Como señalaba la gran escritora rusa Marina Tsvetáyeva,


“El arte de los grandes hombres no es un hecho aislado, sino una reflexión de sus vidas y de sus amores.”

La obra logra un equilibrio entre la recreación histórica y la exploración emocional, destacando cómo Olmos y Charlo canalizaron sus vivencias personales en sus interpretaciones cinematográficas y musicales. La película en la que se conocieron no solo fue el escenario de su intenso romance, sino también un espejo donde ambos reflejaron sus anhelos y frustraciones, revelando, como diría Paul Klee, lo que no siempre es visible.



 

Dos sillas de director en un escenario en blanco y negro. La silla de la izquierda tiene el nombre "Sabina Olmos" en letras cursivas, y la de la derecha dice "Charlo" en letras mayúsculas. En el suelo, hay un objeto pequeño, posiblemente un guion o un teléfono. La imagen evoca un ambiente teatral y artístico, acompañada de la frase "Tu pálida voz".

El Descenso: Fama y Oscuridad


A medida que la obra avanza, se profundiza en las carreras de Sabina Olmos y Charlo, y cómo sus vidas personales comenzaron a entrelazarse con los altibajos del cine argentino. Esta etapa se ve marcada por un contraste entre la fama alcanzada en los años dorados del cine y la oscuridad que se cierne sobre ellos en los años posteriores. Tu pálida voz no se limita a glorificar sus éxitos, sino que también examina los desafíos y tragedias que enfrentaron, proporcionando una visión compleja y matizada de sus vidas.


 


 



Dos figuras sentadas de espaldas frente a una proyección de una carta antigua. La carta está dirigida a "Juana Costa" y muestra detalles como un matasellos y un sello de Argentina. La imagen tiene un tono nostálgico y evoca recuerdos, acompañada de la frase "TU PÁLIDA VOZ".

La cámara de Paula Erlich, utilizada como recurso compositivo clave, intensifica esta dicotomía entre la gloria y la caída. Las proyecciones de escenas clásicas del cine en las que participaron Olmos y Charlo se intercalan con imágenes abstractas y sombrías, creando un contraste visual que refuerza el viaje emocional de los personajes. Erlich, con su habilidad para manipular el medio audiovisual, logra que estas imágenes no solo sean un fondo decorativo, sino una extensión del estado psicológico de los protagonistas, un recurso que recuerda a las técnicas de cineastas como Ingmar Bergman, quien también exploraba la relación entre el rostro, la cámara y el alma.


 

La Danza: Un Espejo de la Milonga y la Vida


A lo largo de la obra, la impecable coreografía a cargo de la bailarina Andrea Varela se convierte en un elemento clave, recreando con maestría una milonga que, lejos de ser solo una pieza de baile, se convierte en una metáfora viva del tango y la vida misma. Varela logra transmitir el vaivén emocional de los personajes a través de movimientos precisos y expresivos, tejiendo una danza que refleja tanto la alegría fugaz como la melancolía persistente. Su coreografía evoca el tango como un diálogo íntimo entre dos cuerpos que se entrelazan y se distancian, un eco visual de las relaciones amorosas y las luchas internas de los protagonistas.

 

La Música en Escena: Ecos del Pasado

 

La música en Tu pálida voz no un acompañamiento, sino un personaje en sí mismo que dialoga con la narrativa. Los músicos en escena, Gabo Fernández y Mateo Vega (ambos guitarristas), interpretan piezas que recuerdan la época de oro del tango, al tiempo que infunden sus interpretaciones con una melancolía que subraya el declive de los personajes. Esta música, más que una simple banda sonora, actúa como un comentario emocional, acentuando los momentos de éxtasis y de desesperación en la vida de Olmos y Charlo.

El uso de la música también resalta la idea de que el tango, más allá de ser un género musical, es una forma de expresión del alma argentina, un medio para narrar historias de amor, pérdida y deseo. Como dijo alguna vez Enrique Santos Discépolo,


El tango es un pensamiento triste que se baila.

Esta frase encapsula perfectamente la esencia de Tu pálida voz, donde la música y la danza no solo acompañan, sino que traducen las emociones más profundas de los personajes en movimientos y sonidos. La presencia de músicos en vivo añade una capa de autenticidad y proximidad, haciendo que el público sienta que está no solo presenciando una obra, sino participando en un ritual colectivo de memoria y duelo.


Un cantante en el centro, vestido con un traje blanco, sostiene un micrófono mientras interpreta. A su izquierda, un guitarrista se prepara para tocar, y a su derecha, otro músico con sombrero sostiene su guitarra. La escena, en blanco y negro, resalta la atmósfera musical y emotiva, acompañada de la frase "TU PÁLIDA VOZ".

 

 Un Espejo de la Condición Humana

 

Tu pálida voz no es solo una obra sobre Sabina Olmos y Charlo, sino una meditación sobre la condición humana. A través de su trágica historia de amor, la obra explora temas universales como la fragilidad del éxito, la inevitabilidad del declive, y la manera en que las experiencias personales moldean y son moldeadas por el arte. Como el espejo roto de la vida y el cine, Tu pálida voz nos recuerda que detrás de cada imagen gloriosa en la pantalla, hay una historia de lucha, amor, y, a veces, destrucción.

 

En este sentido, la obra se alinea con la idea del pensador alemán Walter Benjamin de que:


no hay documento de cultura que no sea a la vez un documento de barbarie.

Las imágenes y sonidos de Tu pálida voz no solo celebran la grandeza de Olmos y Charlo, sino que también documentan la barbarie de sus caídas, convirtiendo la obra en un testimonio tanto de su (nuestra) grandeza como de su (nuestra) vulnerabilidad.


NO SE LA PIERDAN.


 

Tu Pálida Voz. Texto: Ale Ojeda. Actúan: Ale Ojeda, Marta Pomponio

Músicos: Gabo Fernandez, Mateo Vega Vestuario: Gabriella Gerdelics

Iluminación: David Seiras. Espacio escénico: Silvia Hilario

Cámara: Paula Erlich. Diseño gráfico: Ale Ojeda.

Guión de video: Silvia Hilario

Colaboración En Producción: Gabriela Calcaterra

Coreografía: Silvia Hilario, Andrea Varela

Dirección musical: Gabo Fernandez

Colaboración en dirección: Gabriela Calcaterra

Dirección general: Silvia Hilario


Funciones: sábados 14, 21 y 28 de septiembre 17 has.

Área 623: Pasco 623



 

 




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Bio

Ella es Mariné o Marina Amestoy, directora y fundadora de Revista Mariné.

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