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“El Séptimo Sello”, de Ingmar Bergman.

Actualizado: 31 jul

Por Andrea Rosales.

 

En mi película el caballero regresa de las Cruzadas, como hoy un soldado regresa de la guerra. En el Medievo los hombres vivían en el temor de la peste. Hoy viven en el temor de la bomba atómica (Ingmar Bergman). Así se manifestaba el director sobre El Séptimo Sello, una obra maestra del cine sueco.



 



 

La historia se desarrolla en la Suecia medieval del siglo XIV, durante la época de la Peste Negra. El protagonista, Antonius Block es un caballero que regresa a su país después de participar en las Cruzadas. Al llegar, se encuentra con la personificación de la muerte quien viene a reclamar su vida. Sin embargo, Block, lejos de temerle, la desafía a un juego de ajedrez. Si gana, lo dejará tranquilo un tiempo; si la parca se hace con el juego, se lo puede llevar cuando quiera. De esta manera, el caballero medieval busca ganar tiempo para poder encontrar respuestas a las preguntas que lo atormentan sobre la existencia de Dios, el sentido de la vida y el sufrimiento humano.

 


 

A lo largo de la película, Block y su escudero Jöns, se encuentran con diversos personajes que representan diferentes aspectos de la sociedad medieval, quienes también buscan respuestas y enfrentan sus propios dilemas existenciales.



 


El juego de ajedrez entre Block y la Muerte que llevan a cabo en la obra, tiene un significado profundo porque representa el enfrentamiento entre la vida y la muerte, así como la lucha de Block por encontrar sentido y respuestas en un mundo plagado de sufrimiento y angustia. “La fe es un grave sufrimiento, es como amar a alguien que está fuera en las tinieblas y que no se presenta por mucho que se le llame", pronunciaba. Tanta violencia presenciada en las Cruzadas, tanto dolor por la Peste Negra, que necesitaba encontrar evidencia de la existencia de Dios. De alguna manera el juego simbolizaba la lucha entre el bien y el mal, la fe y la incredulidad. Block representaba la lucha por la fe en un mundo desprovisto de esperanza, mientras que la Muerte personificaba el destino inevitable y la ausencia aparente de un dios compasivo. A lo largo de la película, el ajedrez actúa como un hilo conductor entre las diversas situaciones y encuentros que el caballero experimenta.


 

Un momento especialmente memorable, en la película, es la confesión de Block:


Hoy ha venido a buscarme la Muerte. Estamos jugando una partida de ajedrez. Es una prórroga que me da la oportunidad de hacer algo importante.


¿Qué piensas hacer? –le pregunta la Muerte que se hace pasar por cura.


He gastado mi vida en diversiones, viajes, charlas sin sentido. Mi vida ha sido un continuo absurdo.

Creo que me arrepiento… fui un necio. En esta hora siento amargura por el tiempo perdido, aunque sé que la vida de casi todos los hombres corre por los mismos cauces. Por eso quiero emplear esa prórroga en una acción única que me de la paz.



Un diálogo inmenso donde la personificación de la Muerte revela la paradoja del personaje que busca darle un sentido profundo a su vida mediante un juego.


 

Durante la narrativa, adquieren importancia Jof y Mia, una pareja de juglares que viaja con su pequeño hijo Mikael, acompañados por Skat. Juntos forman una pequeña compañía de entretenimiento que recorre los caminos. Jof es descrito como un hombre espiritual y sensible, propenso a tener visiones religiosas. Mia, en contraste, es una mujer sencilla y feliz, que muestra gran amor por su esposo. Skat, por otro lado, tiene un carácter más pesimista y quejumbroso, lamentándose frecuentemente por las dificultades y sufrimientos que enfrentan.



 

Cuando Block se encuentra con ellos, busca protección y consuelo en su compañía, convirtiéndose en su refugio. Su presencia es un símbolo de la esperanza y la redención. En medio de la oscuridad de la oscuridad del personaje, representan la capacidad humana de encontrar amor y felicidad incluso en los momentos más difíciles, contrastando con la desolación y la desesperanza.

El juego final de ajedrez entre Block y la Muerte es uno de los momentos más icónicos. A medida que el juego avanza, Block se da cuenta de que es inevitable su derrota y que la Muerte finalmente se llevará su vida. Acepta su destino con resignación y serenidad, la Muerte nota que el caballero se está entregando. En definitiva, durante toda la película, ha buscado respuestas y sentido en un mundo oscuro, y aunque no las ha encontrado, sabía que no iba a ganar el juego. Jof, el juglar, ve como el caballero juega su partida con la Muerte, toma a su familia y logra escapar de ella. El protagonista logró engañar a la Muerte que está inmersa en el juego, y es posible, que haya logrado encontrar alguna de sus preguntas existenciales, ser el refugio y salvación del prójimo.


 

Mientras los personajes que acompañan a Block también enfrentan su propia muerte, en la última escena, aparece Karin, su esposa. Finalmente, en la anteúltima escena, la Muerte se lleva a todos tomados de la mano como en una procesión, van danzando hacia lo alto de una colina. Esta imagen, conocida como la danza de la muerte, simboliza la inevitable mortalidad.

 


 



En cuanto al arte, Ingmar Bergman es conocido por su dominio en el uso del blanco y negro en sus obras para crear una profundidad visual única. La atmósfera sombría y opresiva de la época del Medioevo y los temas existenciales no pueden haber sido mejor representados. La Muerte con su cara muy blanca, tiene un marcado contraste con su arrogante capa negra. Otro momento visual cumbre, es en el momento de la confesión de Block ante la muerte, el director aumenta la desesperación del protagonista, encerrándolo en una jaula de sombras durante toda la escena.

 


 

En el film se utiliza la imagen de la muerte como un elemento clave para indagar sobre temas existenciales como la fe, la finitud de la vida, el amor y la angustia existencial. Una pregunta recurrente en algunas obras del director sueco es: qué hay en el más allá de esta vida. Esto evidencia la clara la influencia que ejerció sobre él, el filósofo existencialista, Søren Kierkegaard, un hombre atormentado por encontrar respuestas profundas, y centrarse en la búsqueda del auténtico sí mismo



 

La película debe su nombre a una referencia bíblica del Libro del Apocalipsis. En el capítulo 5, se describe la visión de un libro sellado con siete sellos que solo el Cordero de Dios (Jesucristo) puede abrir. A medida que cada uno de los siete sellos es abierto, se desatan diferentes eventos apocalípticos.

Bergman escribió: La idea de El Séptimo Sello me vino contemplando los motivos de pinturas medievales, los juglares, la peste, los flagelantes, la muerte que juega ajedrez, las hogueras para quemar a las brujas y las Cruzadas…  El Séptimo Sello es una alegoría con un tema muy sencillo: el hombre, su eterna búsqueda de Dios y la muerte como única seguridad



 

 

El Séptimo Sello de Bergman recibió numerosos premios, entre los que se encuentran: Premio del Jurado en Cannes (1957), Premio FIPRESCI en el Festival de Cannes (1957), Premio a la Mejor Fotografía (Gunnar Fischer) en la Academia Sueca de Cine (1958), Premio a la Mejor Película Extranjera en los Premios de la Academia Sueca de Cine (1958) y Premio a la Mejor Película Extranjera en los Premios del Círculo de Críticos de Cine de Nueva York (1958).



 

Det sjunde inseglet. Año: 1957 Dirección: Ingmar Bergman Guion: Ingmar Bergman Fotografía: Gunnar Fischer Música: Erik Nordgren Reparto: Max von Sydow - Antonius Block, Gunnar Björnstrand - Jöns, Bibi Andersson – Karin, Nils Poppe – Jof,  Gunnel Lindblom – Mia, Bengt Ekerot - la Muerte Duración: 96 minutos País: Suecia Idioma original: Sueco Género: Drama.

 



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Bio

Ella es Mariné o Marina Amestoy, directora y fundadora de Revista Mariné.

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