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Jezabel Amin

¿Individuo colectivo? Un cuerpo que escribe piensa el fuego.

Resonancias de mi primera aproximación a Fuego Fauno, obra dirigida por Hugo Martínez.



 


Funciones: domingos 13, 20 y 27 de octubre 16 has y domingos 17 y 24 de noviembre 16 has en Galpón F.A.C.E., Dean Funes 2142, Parque Patricios.



 

¿Puede una mirada cambiar una tensión muscular? ¿Soy individuo colectivo? Continúo pensando cuestiones sociales desde la danza. Un cuerpo encendido en la era de Milei, escribe y no deja de escribir. Octubre 2024 inspirada por ellxs desde Galpón F.A.C.E.



 


Fuego Fauno

PH: elniniogris Edit: Mariné.



 

Desde hace años, gracias a las prácticas de movimiento, al tango, a mi recorrido en cuadernosdedanza.com.ar y a mi forma de compartir escritura en las redes, vengo pensando el diálogo entre mi cuerpo y lo colectivo de manera pública. Ahora soy publicada en Revista Mariné y tengo el deseo de que mis palabras sigan viajando. 

Las preguntas sobre las relaciones que se bailan entre lo individual y lo colectivo me interesan. Pensar estas cuestiones desde la danza, también. Escribo con los ecos de haber escuchado a Silvio Lang en el 2020, durante la cursada virtual del Posgrado en Prácticas Artísticas Contemporáneas en la UNSAM. Su manera de articular ideas impactó sobre la historia de mis músculos y ese acontecimiento se actualiza siguiendo de cerca varias de sus propuestas (1). 


 

Lo que vivo en mi garganta como dolor personal es parte de algo más grande que mi “yo”. ¿Y entonces? Sigo escribiendo. Por mi formación en técnica Alexander, puedo dar testimonio de que las prácticas somáticas brindan herramientas de cuidado. También puedo afirmar que no estamos construyendo un mundo habitable para la mayoría de los individuos. 


Insisto en el gesto de dar espacio-tiempo al escribir para permanecer en este mundo, aunque a veces siento que eso mismo me deja un poco afuera. No sé cómo hacer un puente entre el amor a mis prácticas artísticas y el mundo del dinero, no me sale bien. ¿Qué tiene que ver esto con el individuo y lo colectivo? ¿Soy individuo colectivo? Es que me hago preguntas en relación a la función social del arte, me hago preguntas en relación a cómo quiero seguir viviendo y pienso en lo económico. Es así. Soy un producto sociohistórico y mis huesos cargan la historia trágica de la humanidad.


"¿Cuánto es demasiado? Estoy preocupada también, entre tantas pantallas, gente, ¿qué espacio dejo para la tibia intimidad? ¿Aparecer tanto entre mis líneas es necesario? ¿Mi escritura tiene alguna función social?"


 

Sigo escribiendo.


¿Quiénes se quedan afuera de la posibilidad de reparar heridas? ¿De la posibilidad de descansar la carne? ¿Quiénes no pueden bailar? ¿Cómo es el placer después del daño?


El diálogo entre el adentro y el afuera a veces me llena de incertidumbre, sentirme permeable en este mundo es desafiante. Sé de las voces que me nutren e inspiran pero no me compran comida. Sigo organizando mi economía en red familiar, hablando con mis animales, durmiendo con los libros, con los apuntes de mis textos, movida por los ecos de las obras que veo, de los artistas que sigo, de los ensayos que observo, de los personajes que actúo y bailo. Amo el trabajo entre las sábanas y no me termino de llenar. ¿Por qué quiero abastecer todas las necesidades de mi existencia desde las artes, la escritura incluida? ¿Cuál es el conflicto de mi montaje escritural? ¿Hasta dónde puede avanzar mi intención creadora? 


Sigo escribiendo. Pienso en las guerras, en las vidas rotas, en las enfermedades. Escribo como drogada por los recuerdos, pero vivo en una casa, uso lavarropas, tengo expensas que pagar, no tengo trabajo fijo, sí un padre que me ayuda un montón aún sin entender mis desvíos. Tengo la necesidad de nombrar ahora que, gracias a su ayuda, la de él que vivió en San Marcos Sierras hasta sus 14 años y nació en una familia pobre y trabajadora, puedo estar escribiendo acá. Fue gracias a la universidad pública que mi papá pudo hacer su carrera y estudiar medicina. Él trabaja desde siempre y pudo brindarme un hogar y yo no puedo lograr sostenerme con mis prácticas artísticas, ¿por qué? Igual sigo escribiendo. Soy un cuerpo en la Argentina de Milei que pretende contar algo de la composición de su carne y conoce de muy cerca historias de pobreza, de golpes, de abusos. Narro con mis ojos lentos pero incendiados por voces, por toques, por traumas, por recuerdos malditos, benditos también, supremos, celestiales, infernales. Son muchas las manos que viajan conmigo. Para pensar cuestiones sociales desde la danza, ¿con quién me pongo a charlar? ¿tengo tiempo para eso? 



 

Escribo danzando y eso fue hecho tantas veces. No me pagan por vivir, por escribir tampoco, pero es lo que necesito hacer para seguir adelante. Escribir desde una sala, seguir viviendo. Son palabras que escuché de Silvio alguna vez y resonaron: “seguir viviendo”, dijo. Entonces entendí: alguien entendía. El tiempo vital no es mercancía, es necesidad, deseos. Lxs artistas, formandeforman la concepción del mundo que se está gestando ahora y hoy estamos en guerra por el pasado, que es el presente, que es el futuro. Estamos en guerra y se queman los campos donde vivió mi papá. Sabemos del fuego, pero vivir en estado de alerta no es saludable. También lo sabemos. Pausa respirada. Permítanme el desvío y la insistencia prudente antes de levantar banderas de certezas.



 

El seis de octubre llega la invitación de Hugo Martínez a ver el ensayo de Fuego Fauno y me saca de la nube neurótica escritural. A veces creo que puedo cambiarlo todo por decir mejor alguna frase, por llevar mi pensamiento a la palabra original y parir otras maneras de nombrar. Me olvido de que es domingo y voy a Galpón F.A.C.E., no puedo parar de escribir y hacerlo desde una sala es otra cosa. Lo sé. Ahí vuelvo a imaginar que cumplo alguna función y siento alivio. Nutrirme de imágenes potentes, oler otros cuerpos, ver otras pieles, excitarme por los ruidos de los besos, las transformaciones de tonos, de gestos, de formas, de energías. La mirada opera, algo desde adentro de mi esternón por la cercanía que pude tener con lxs intérpretes cambió mis músculos. Me vuelvo a enamorar, lloro por ver un dulce abrazo. Me construyo y deconstruyo con ellxs, pude sentir la carne de mis costillas desde adentro. Respiré mejor. Amo ver obras en Galpón, amo que me inviten a estar ahí. Es un lugar en el ventrículo derecho de mi corazón que abre campo hondo en mi ojo izquierdo. ¡Si! ¡Cumplo una función! Escritura observacional participativa. Vibra mi sexo y quiero que resuenen las palabras en mis dedos. Unos ojos me tocaron adentro, ¿alguien cree en mis palabras? 


 

No es por fuera de este mundo que las creaciones escénicas transforman. Viven acá, cambian las energías, bailan ellxs con el canto de los pájaros. Fuego Fauno, hermosxs. Me fui con otro trapecio derecho gracias a una mirada. Se cayó una capa de tensión en mis piernas por poder estar cerca y las memorias de los campos quemados de Córdoba tomaron otra significación. 



"¿Cuáles son los límites entre el adentro y el afuera? ¿Lo íntimo y lo público? ¿El paisaje interno y el alrededor? ¿Dónde sentís el fuego? Una mirada, hice un nuevo recuerdo a través del contacto. Si. Los ojos también tocan. Besan mucho."


 

Fuego Fauno. Transcribo parte de las notas.


"15:30, domingo en F.A.C.E., llego con café y fainá. Quiero ver y escribo invitada por Hugo. Me siento en un rincón después de sacarme las medias y saludar, me agradecen estar. Me siento bendecida (¿estoy exagerando?). Cuerpos en boxer corriendo por la sala, torsos desnudos, los rulos sueltos, no saber si puedo mirar con ojos desnudos. Alguien se acerca y toma agua cerca mío, quiero mirarlo y no me atrevo del todo. Levantan un cuerpo, alguien saca fotos. Boxer negros, uno blanco y celeste. Giro hermoso, me voy a sentar en una silla, estoy más incómoda, pero permanezco. Olores, abrazos, coreo de la primavera grita alguien, alguien narra la coreo, lento, con mucho amor, pasada, figuras, otra vez vuelvo a escuchar los pájaros. Un intérprete se acerca al director y hace preguntas. Otra espalda deseante, los trotes, los cuerpos cerca, lejos, se conversa sobre los tiempos, se trabaja con el imaginario, ¿cómo pensar el tiempo? Ahí, suspensión, habla Hugo de la tranquilidad, de la carga de la acción performática, afina momentos. Alguien pregunta por mis anotaciones. ¡Alguien me ve! ¡Estoy viva! Los retratos, las fotos, la presencia del fotógrafo. ¿Dónde proyectan la mirada? Las diferentes maneras de caminar, ¿cómo suena el salpicar? ¿Cómo suenan los besos? ¡Besar con todo el cuerpo dice Hugo! La desnudez ya me dice otras cosas, ¿qué pasa si dejo de escribir? ¿cómo traduzco las afectaciones? La obra hizo un cambio en la temporalidad. Hizo aparecer algo que no estaba antes, también en mi trapecio derecho algo se ablanda. Salgo transformada del bosque. "


A veces siento el estado del mundo y me dan ganas de salir a patear tachos, olvido la renovación de la esperanza, la necesito actualizar y vuelvo a ver obras. En la sala de Parque Patricios siento que vivo lo mejor de mis tiempos, puedo aportar algo, observar, escribir. El observador transforma lo observado y viceversa. ¿Qué te pasa cuando sabés que sos mirado? Somos cuerpos ambientantes le escuché decir a Eugenia Estévez. Claro, a veces hay atmósferas siniestras y es preciso una apropiación individual y cooperativa (5). Ver Fuego Fauno fue otra posibilidad de practicar el singularizarme en plural (cito a Silvio Lang). Quiero encenderme entrelazada y apagar los incendios de Córdoba. ¿Tiene sentido lo que escribo? El fuego como fuerza vital, como fuente de vida, de muerte. Respirando Fuego Fauno vuelvo a entender que mi cuerpo es medio, fin, catalizador, lugar de reciclaje. A veces mis músculos solo quieren olvidar. ¿Cómo es hacer nuevos recuerdos desde el contacto? Una obra puede cambiar tu cuerpo. El mismo elemento, el fuego, dejó de ser el pensamiento sobre la quema de los campos ancestrales de Córdoba y el dolor fue otra cosa. Sentí alivio por estar entrelazada a una creación amorosa en Parque Patricios. Descansé en ellxs.


 


En la calle pasan cosas papá. Hay riesgos. Mejor la entrega, la confianza, la transformación. Prometo cuidarme en el recorrido de la composición de mi cuerpo poético. Lo íntimo subversivo baila conmigo, quiero dejarme abrazar entera, descansar con otrxs. ¿Cómo es ser permeable en este mundo? Desafiante a veces, maravilloso también. Sigo practicando ser individuo colectivo. Fuego Fauno me transformó. Soy un cuaderno que quiere contar las historias de sus músculos.


Tengo recuerdos en diferentes materialidades.


Pausa respirada y presencia. Tal vez es simple, sólo es estar ahí.



 

(1) Participé del Seminario de Desorientaciones, Prácticas Performativas en MUNAR, 23 al 26 de febrero de 2021. Seminario intensivo de Prácticas performativas de Silvio Lang y Ysi Sisí 14,15, 16 y 17 de febrero. Del Seminario de Comunismo Maricón, Laboratorio de creación escénica y teoría performativa, marzo-junio 2024. Actualmente en el Taller de lectura "Las vidas rotas importan. Depresión (y/o) política" sobre el libro Depresión. Un sentimiento público de Ann Cvetkovicn.

(2) Ecos de lectura de Suely Rolnik, Esferas de la insurrección. Lectura trabajada en el Taller de Prácticas Escénicas Contemporáneas dictado por Fagner Pavan en F.A.C.E.

(3) Escribo también inspirada por Fagner Pavar, seminario de Prácticas Escénicas Contemporáneas en Galpón F.A.C.E., 2024.




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Ella es Mariné o Marina Amestoy, directora y fundadora de Revista Mariné.

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