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Nadine Duchini

La herida ignorada: Acerca de "Nada que no quieras "de Fabián Saad. Dirigida por Corina Fiorillo.


 

pH: Nadine Duchini. Edit: Mariné Amestoy.


 

La irracionalidad y la externalidad no pueden ser la última verdad acerca de las cosas. En algún

lado debe haber una razón por la cual esto y aquello aparecen juntos. Y esta razón y la realidad

deben residir en un todo del cual términos y relaciones son abstracciones, un todo en el cual

debes hacer su conexión interna, que es el trasfondo a partir del cual aparecen estos resultados

nuevos que nunca podrían haber provenido de las premisas.

William James, Ensayos de Empirismo Radical, Editorial Cactus (2020).


 


El pasado jueves, 4 de enero, se presentó en el Teatro Picadero Nada que no quieras de Fabi Saad con dirección de Corina Fiorillo. Una primera función que tuvo la singularidad de cerrar con la lectura de una carta en relación con la situación que atraviesa el ámbito artístico. La obra cuenta con la actuación de Mirta Busnelli, Inda Lavalle, Miriam Odorico y Mónica Raiola. En ésta se presenta la historia de cuatro mujeres que saben reírse de sí mismas tanto, o más, que mirar hacia otro lado. La obra discurre con naturalidad, mostrando diferentes modos o formas de afrontar la vida y el “qué dirán” en una puesta que, mediante la risa, busca develar lo oculto y las carcajadas reprimidas, dando paso a una serie de eventos que las interpelan de una manera distinta, oficiosa, privativa y absolutamente peculiar.


 


Estamos en la casa de Emilia (Mirta Busnelli) quién se prepara para dar un discurso,

habiéndose ya jubilado tras una larga trayectoria como docente.

Pausadamente se van haciendo presente estas mujeres que arriban la casa de Emilia para intentar sacarla de su

reciente “zona de confort”. Su amiga Diana (Miriam Odorico) llega luego de sufrir un hecho delictivo en su hogar, su hermana Nora (Mónica Raiola) necesita asilo tras dejar una clínica de rehabilitación y, como “caída del cielo”, llega su hija Brenda (Inda Lavalle) que vive en Canadá, quién decide volver luego de otra desilusión amorosa. Esta última será, de todas, la que más perturbará la paz de Emilia ya que con su honestidad (suicida) conduce a las demás a una especie de erupción de confesiones y reproches que las intérpretes materializan en un texto que relata, entre otras cosas, la falta de amor y el exceso de costumbre.


 




pH: Nadine Duchini. Edit: Mariné Amestoy.


 

Mientras tanto puede vislumbrarse un cariño que solo ellas comprenden, más allá de recriminaciones e insultos (in)directos, existe algo más fuerte que las une y eso podría leerse o interpretarse por la unión especial que representa el (no tan) simple hecho de ser mujeres.

Volvamos a la acción. La misma transcurre en un mismo espacio (un mismo living). El hogar de Emilia está equipado con sillones Luis XV, escritorio y mobiliario para el brandy. Un sitio dispuesto y preparado para su vida como jubilada. Este mismo lugar, de pronto, adopta la forma de hotel y comienza a verse atiborrado de materialidades varias: mantas en el suelo, valijas…zapatos ajenos.



pH: Nadine Duchini. Edit: Mariné Amestoy.


 

En correspondencia con este “cuadro”, su recién ganada calma comienza a verse alterada; su hija Brenda la exaspera al punto de empujarla a decir frases que, claramente, refrenaba hace tiempo en su interior, y la sinceridad más cruel se hace presente: Nora, por ejemplo, que guarda secretos y recuerdos que “cubre” con alcohol es la primera en alzar la voz y es, de este modo, que todo empieza a desmadrarse. Al igual que un virus, una sinceridad lacerante se extiende entre las protagonistas que logran (re)crear, con éxito, una tensión que se destaca dentro y fuera de escena. En este relato, los hombres están ausentes, se pronuncian o nombran como algo que resuena (en ellas) de manera extraña. Aunque, ya hacia el final de la narración, se descubre el porqué; ellos corporizan el secreto culpable, el recuerdo reprimido y operan como detonante de una pelea con márgenes funestos.

Así es como sucede lo peor y el título de la obra, de esta manera, cobra sentido, resignificándolo.

Las actuaciones de cada una de ellas provocan un stop en el tiempo que deviene historia (breve) en donde las decisiones que toman y las palabras que se eligen lo son todo. Hay algo en la obra que se profesa cercano, y el espectador lo siente o percibe y, tal vez, por eso aplaude como lo hace.



 

Nada que no quieras, parece así convertirse en un paraje en donde las carcajadas parecen ser una forma de sanar, ocultarse o defenderse.

Esta obra teatral es una puesta que va tomando hervor, intensidad y vehemencia para culminar en una decisión pasional con tintes de comedia. O, lo que es también decir, una comedia dramática que pone, sumamente, en jaque a los vínculos personales más fuertes; los de familia y los de amistad.

Recomiendo verla.


 

Nada que no quieras. Autoría: Fabian Saad.Intérpretes: Mirta Busnelli, Inda Lavalle, Miriam Odorico, Monica Raiola. Vestuario: Guadalupe Borrajo. Diseño de escenografía: Nicolas Pol. Diseño de Iluminación: Ricardo Sica. Fotografía:Nacho Lunadei. Diseño gráfico: Moreno Pereyra. Asistencia de dirección: Montserrat Godia. Prensa: Tp Agencia. Producción ejecutiva: Vanina Judkovsky.

Dirección: Corina Fiorillo. Composición Musical: Tomás Pol.

Teatro Picadero, Pasaje Enrique Santos Discépolo 1857 CABA.

Funciones: jueves y viernes 20hs.

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Bio

Ella es Mariné o Marina Amestoy, directora y fundadora de Revista Mariné.

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