La irreductibilidad de un cuerpo y su dinámica implosiva: Sobre El último bailarín.
Actualizado: 21 nov 2023
Los mundos de signos, los círculos de la Recherche se despliegan,
por tanto según líneas de tiempo verdaderas líneas de aprendizaje, pero sobre estas líneas se interfieran unos con otros. reaccionan unos sobre otros. De esta forma, los signos no se desarrollan, no se explican según las líneas del tiempo, sin corresponder o simbolizar sin cortarse, sin entrar en combinaciones complejas que constituyen el sistema de la verdad.
Gillies Deleuze, Proust y los signos, 1964.
Tiempo. Hay tiempo que reponemos, otro que jamás, otro que es el mismo, pero se pierde y transforma, tiempo que recobramos y, a su vez, nos recobra. Parafraseando a Deleuze: los signos sensibles a menudo nos permiten recuperar el tiempo perdido. Los signos del arte nos dan un tiempo recobrado, tiempo original y absoluto que abarca a todos los demás. ¿Pero que hay en este entramado de signos, tiempo, arte y transmutación? En esta obra, en particular, hay un despliegue sígnico, simbólico y poético que revela el pathos y el logos de igual modo, pero que a su vez, recorta (sin intención) a quienes lo traducen e interpretan. El último bailarín es una pieza de recorte autobiográfico, atenazada por reminiscencias y esencias tanto de tipo metafórico como figural.
El último bailarín, "Wizard" Nelson Simonelli
pH: Mariné Amestoy.
¿Desde qué lugar habitamos el recuerdo de la piel?: Memoria, alma y vestigio(s).
Construido el relato escénico, es resto es fácil (¿lo es realmente?). Nelson le pone el cuerpo a la experiencia y esta entra en estado de fabulosa iteración. Es, en esa repetición, donde la existencia y la presencia, en diálogo impermanente, se imbrican en un cosmogónico viaje de arrojos, divergencias, desvíos, curvas, líneas y acontecimientos que “nutrician” la narración en primera persona.
¿Es el cuerpo un testimonio en sí mismo? Sí, lo es. Al menos en esta obra en la que El último bailarín vincula sus prácticas performáticas escénicas con el trabajo creativo (de índole intimista) logrando que, en ese juego de triple vía, acontezcamos espectadorxs y narradorxs al mismo tiempo en alma, carne, cuerpo y espíritu.
Luego de interrogarnos por la regla del cuerpo, debemos buscar su premisa simbólica para el cuerpo. Esa articulación simbólica es la presencia del doble de una figura que le permita desplegar su condición singular a partir de un vínculo con el otro. En la triangulación con el otro y el doble es donde se juega la condición y el destino de una inscripción para el cuerpo y su posibilidad de sostenerse en la alteridad radical.
Walter Cenci, Baudrillard y el cuerpo, 2016.
El último bailarín, "Wizard" Nelson Simonelli
pH: Mariné Amestoy.
Se trata de seguir danzando
Dicen que saber es olvidar, dicen, dicen. ¿Pero qué pasa cuando unx olvida sabiendo o sabe olvidando? No, no es un juego de palabras liadas y/o superpuestas, menos aún, en la danza, con la danza, entre la danza. Nelson y su otrx, que es el mismo, aprendió y olvidó al mismo tiempo que supo cómo volver a danzar. Entre retamas amarillas y ceibos de roja especie, la nocturna exaltación secreta y sus cúmulos estelares, la belleza del volver a ser para quienes danzamos, pero también para quienes no, resulta incalculable y él lo hace, en un acto de entrega y fluidez, como si este fuese al ras...de un mar.
El último bailarín, "Wizard" Nelson Simonelli
pH: Mariné Amestoy.
Órganos, huesos, músculos, piel, eso (no) nos define. No. Lo que nos apellida, y nombra, en nuestro anónimo existir, está en el piélago de nuestras falanges, en la zona hadal de nuestro abdomen, en las dorsales oceánicas de nuestros brazos, en el embalse de nuestro sexo, en las rías de nuestras piernas, dunas y estuarios de nuestro cráneo, en el viaje, en el itinerario hecho, y en el que aún queda por hacer.
El último bailarín, "Wizard" Nelson Simonelli
pH: Mariné Amestoy.
Todo esto (y más) es El último bailarín, una obra coreográfica de pa(i)sajes tan humanos como terrestres, marinos y espaciales. Maravillosa de ver, pero , sobre todo, de sentir.
No dejen de hacerlo.
Vos bailabas fuera de sí,
Yo bailaba conmigo, en mí.
Un día te dije de bailar juntxs y me dijiste que no, y al tiempo sí.
Entonces fue que así lo hicimos
Entonces fue que te conocí.
Y vos
A mí.
Mariné
El último bailarín. Dramaturgia: Juan Pablo Gomez, Intérpretes: Nelson Iván Simonelli Creación: Nelson Iván Simonelli , Vestuario:Gabriela Jesica Cullari Fotografía: Alejandro Carmona, Asistencia De Producción: Matias Marcos German Dirección: Nelson Iván Simonelli
Espacio Gotán, Florida 550, 28/10 22 hs.
Este espectáculo formó parte del espectáculo: Apagar La Máquina - 12° Edición, Festival HACER DANZA edición 2022, 2do Encuentro periférico de danza, Festival cuerpo en escena La Pampa (Fundación MFD), Festival cuerpo pancarta (Espacio Gotan)
Nació en coproducción con @ministeriodecultura y @tecnopolis en conjunto con y gracias al equipo de #danzaentecnópolis