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La naturaleza madre. Sobre "Matria" de Pilar Juaristi y Adriana Menéndez.
Zurcir:
1.Coser la rotura de una tela, juntando los pedazos con puntadas o pasos ordenados, de modo que la unión resulte disimulada.
2.Suplir con puntadas muy juntas y entrecruzadas los hilos que faltan en el agujero de un tejido.
Definición de la Real Academia Española.
Durante el mes de octubre y noviembre se presentó Matria, la obra de Pilar Juaristi y Adriana Menéndez en la sala del Belisario Club de Cultura. Una puesta en escena que expone las complicaciones que nacen de decisiones difíciles de tomar. Tres mujeres, tres historias diferentes, pero con algo en común: un diálogo constante pero indirecto que nos recuerda a madres y abuelas, acompañado por la música de una guitarra (Mariana Judez). Dos de ellas representan al pasado, a tiempos de posguerra y machismo extremo y la otra a un presente que, aunque pareciera ser la moderna e indecisa, en realidad se ahoga en sus propios recuerdos. Una se llama Encarnación y viene de España, (Lucia Revello) corriendo detrás del joven que ama y quien será su cárcel; otra es Purificación (Adriana Menéndez) modista, criada con odio, casada con un hombre simple y bueno; y la última es Moira (Flor Otero) una mujer que ama, no sólo a un hombre sino a su carrera profesional. Estos relatos, poco a poco construyen un drama en torno a las elecciones de vida y las de una mujer.
En esta puesta el procedimiento es sencillo pero eficaz, las tres mujeres se presentan y cuentan su historia. Minuto a minuto el espectador construye la narración que las une a las tres; madres, hijas y nietas. Moira se nos presenta como quien tira de los hilos y revuelve las fotografías familiares viejas y deterioradas para entender lo que siente. La presión de elegir entre un amor y su futuro profesional la amarga, exteriorizándolo con su cuerpo de manera casi involuntaria, con una sensación de ahogo que parece acompañarla a cada momento. Encarnación es toda luz, andaluza y bailadora. Ella interpreta a “la primera” dentro del árbol familiar femenino de Moira: es la historia más antigua, viene de Europa, del año 1930, con su marido, su suegra y sus hijos. Una de ellas es Purificación, que, más tarde, se convierte en una mujer de rasgos y carácter duro, con talento para la costura y se casa a los diecisiete años con “el gringo”. Los tres personajes permanecen en el escenario todo el tiempo, una acción que parece mostrarle al público que no hay una sin la otra y que un fino hilo de vida las zurce entre sí.
La puesta es austera, el cuerpo es el que habla y la falta de grandes elementos logra que las actuaciones se perciban como monólogos íntimos hacia el espectador. Tres bases cuadradas, como pequeños escenarios personales en el piso se ven uno al lado del otro. Cuando una de las intérpretes toma la palabra, lo realiza parada con firmeza dentro de ese espacio, por momentos las tres quedan alineadas y de esta manera se unen en tiempo y espacio, como las Moiras de la mitología griega. El trabajo de iluminación acompaña a una serie de proyecciones de video que suceden detrás de las tres mujeres. Se podría pensar que funcionan como sueños que llegan desde lo profundo del inconsciente o memorias autocensuradas, sueños complejos de comprender y sin sentido. El vestuario completa a los tres personajes. Sus colores y texturas plasman las distintas épocas en las que vivieron estas mujeres y ayuda a definirlas, materializa lo que las apasiona, lo que las frustra o entristece y las acompaña en sus relatos.
Matria es una obra que habla sobre ser mujer, pero ser mujer aprendiendo de otra mujer. Habla de los moldes dentro de los cuales a veces somos preconcebidas, esos que copiamos (incluso sin notarlo) de nuestras madres o abuelas. Nos cuenta desde las relaciones familiares femeninas, los procesos de elegir: una profesión, una pareja, la maternidad y de qué forma hacerlo o no hacerlo, el amor por sobre todo o la responsabilidad de una familia por sobre las pasiones o sueños personales. Eso es justo lo que las mujeres de esta historia tienen en común: decidir, incluso con la conciencia de que soltar implica perder algo, dejarlo ir. Me permito decir que, probablemente, todas las espectadoras reconocimos a una madre, a una abuela o hermana en escena. Incluso a nosotras mismas.
Matria. Dramaturgia: Pilar Juaristi, Adriana Menendez Intérpretes: Mariana Judez, Adriana Menéndez, Flor Otero, Lucia Revello. Vestuario: Cynthia Prada, Agostina Santo líquido. Escenografía: Cynthia Prada, Agostina Santo líquido. Iluminación: Fernando Raíces. VJ: Agostina Santo líquido. Fotografía: Lara Duboscq. Asistencia de dirección: Jesica Boladeras, Paola Cobas. Producción: Tp3pueblos
