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Mariné Amestoy

La resistencia de los cuerpos silenciados en "La danza de los invisibles (somos trabajadorxs de la danza)" de Ernesto Chacón Oribe.


 

El arte debe reflejar la sociedad en su conjunto, no solo la parte que se exhibe en las vitrinas. Los cuerpos invisibles y las voces silenciadas encuentran en la danza una forma de resistencia que desafía la marginalidad y reclama un lugar en el mundo.





Portada del libro "La danza de los invisibles" de Ernesto Chacón Oribe, que dice "Somos trabajadores de la danza". El fondo es oscuro y hay imágenes de personas en movimiento.

Portada del libro:

La Danza de los Invisibles

(somos trabajadorxs de la danza)



 

La existencia del cuerpo (como sustancia) en el mundo de la danza es más que un concepto o una idea, es un acto de resistencia ante la precarización que lo margina. Ernesto Chacón Oribe, en La danza de los invisibles, ofrece una reflexión crítica sobre esta realidad. La obra, que desafía las fronteras convencionales del ensayo y la ficción, ilumina la lucha por la visibilidad que enfrentan aquellos que viven del movimiento y la creación artística. En su narrativa, lo poético y lo conceptual se entrelazan para retratar las tensiones entre los cuerpos y un sistema que los ignora.



 

Invisibilidad estructural y cuerpos que resisten





Desde sus primeras líneas, el autor nos subsume en la complejidad de los trabajadores de la danza, cuyas experiencias reales de marginación son el eje central. La novela no solo relata historias individuales, sino que también revela cómo las estructuras sociales y económicas perpetúan su invisibilidad, condenando-lxs-nxs a una lucha constante por existir en un entorno que lxs-nxs relega. En este sentido, la novela opera como una crónica de lo que ocurre en las sombras del mundo artístico, donde la danza —una expresión corporal tan viva y visible— paradójicamente se desarrolla en un contexto de invisibilidad estructural.

La danza, en este marco, es más que una expresión artística; es un símbolo de resistencia. Chacón Oribe no limita a sus personajes al ámbito abstracto de lo ficticio, sino que los presenta como una representación de aquellos que se enfrentan a condiciones laborales adversas, invisibilizados por un sistema que valora lo rentable por encima de lo artístico. El libro destaca cómo estos bailarines desafían los límites impuestos por las lógicas productivas dominantes, convirtiendo su arte en una forma de afirmar su existencia y reclamar (por) su lugar en la sociedad.



 

Lucha de los trabajadores de la danza: precarización y resistencia




Página del libro "La danza de los invisibles", mostrando un texto en español. Se aprecian diálogos y reflexiones sobre la danza, con nombres y un estilo conversacional. La imagen está centrada en una parte del texto impreso.

"El corazón del libro" se encuentra en su capacidad para reflejar las luchas de los trabajadores de la danza, quienes enfrentan una doble invisibilización: por un lado, la precarización inherente al sector artístico, y por otro, el olvido sistemático de quienes, a través de sus cuerpos, expresan lo que el discurso verbal no alcanza a decir. El autor introduce a personajes que se mueven en una zona gris entre la creación artística y la supervivencia cotidiana, ofreciendo un retrato fiel de la realidad de muchos artistas en sociedades que relegan el arte a un segundo plano. En este marco, es clave la lectura desde la biopolítica de Michel Foucault, donde el control de los cuerpos se convierte en una herramienta del poder. Los personajes de La danza de los invisibles se ven atrapados en una red de mecanismos institucionales que limitan su capacidad para habitar un espacio de creación libre. El sistema no solo los invisibiliza como trabajadores, sino que también coarta su derecho a ser reconocidos como sujetos plenos, como individuos que, a través de su arte, luchan por afirmar su existencia.


 
"El arte es un reflejo de la sociedad, y en su capacidad de ser un espejo, revela tanto la belleza como la injusticia de nuestro mundo." — Howard Zinn


 

El campo cultural y la lucha por el capital simbólico







Diagrama que explica conceptos de la sociología de Pierre Bourdieu, incluyendo "La danza de los invisibles". Presenta términos como "Juego Social", "Agentes Sociales", "Campo social", "Forma de capital" y "Habitus", con definiciones breves conectadas por flechas. El diseño es claro y organizado en un formato de mapa conceptual, destacando la relación entre la danza y los conceptos sociológicos.

La teoría de Pierre Bourdieu sobre el "campo de la cultura" resulta crucial para analizar el contexto en el que se inscribe la novela. Para Bourdieu, el campo artístico está constituido por una lucha constante por el capital simbólico, donde el reconocimiento y la legitimidad son factores centrales. En La danza de los invisibles, los personajes luchan precisamente por obtener ese reconocimiento, pero se enfrentan a las lógicas de un mercado que valora más la rentabilidad económica que el valor artístico. Chacón Oribe refleja cómo el trabajo de lxs bailarines es constantemente desestimado, invisibilizado y precarizado, lo que lleva a una pugna constante por la visibilidad y la legitimación dentro de un campo cultural extremadamente hostil.

 


La forma como resistencia




Página del libro "La danza de los invisibles", que muestra el título en grande y la frase "Somos trabajadores de la danza". El texto está acompañado de una imagen en blanco y negro que representa a personas en un contexto de danza. Escrito por Ernesto Chacón Oribe.

En términos formales, la novela adopta un enfoque que refleja la misma lucha que narra. A través de una estructura que transita entre lo poético y lo teórico, la obra desafía las convenciones de género y forma, creando un texto que no se deja encasillar. Esta hibridación de registros permite al lector cuestionar las fronteras tradicionales entre la ficción y la reflexión crítica, sugiriendo que el acto de narrar puede ser, en sí mismo, una forma de resistencia. El estilo híbrido de La danza de los invisibles refuerza la idea de que la forma literaria no debe estar sujeta a categorías fijas, del mismo modo que los cuerpos de los trabajadorxs de la danza no deberían estar limitados por las estructuras que buscan controlarlos. El libro es, o podría ser, una manera de cuestionar no solo las condiciones laborales de lxs artistas, sino también cómo la narrativa puede servir como un espacio de exploración tanto teórica como poética. El autor demuestra que la novela puede ser un medio tan legítimo como cualquier otro para abordar preguntas complejas sobre el poder, la visibilidad y, finalmente, el verdadero valor que tiene todo trabajo o quehacer artístico.


 

Nota de la crítica:

No puedo evitar expresar lo profundamente impactada que me sentí al leer La danza de los invisibles. Como artista y trabajadora del arte, me vi reflejada en cada página, en esa lucha constante por nuestros derechos, por la visibilidad que tantas veces nos es negada. El libro me hizo reír con la misma intensidad con la que me hizo llorar, dependiendo del capítulo, porque retrata con precisión las emociones que atravesamos. Más allá de esto, lo que realmente aprecio es que una figura tan influyente en el mundo de la danza haya sido capaz de expresar —de una manera tan profunda y certera— lo que muchos de nosotrxs vivimos y sentimos. Es un homenaje a quienes luchamos, no solo por existir, sino también por resistir en un sistema que a menudo invisibiliza nuestros caminos, quehaceres y trayectorias.


 

Un libro de lectura indispensable hoy y siempre.


 

La danza de los invisibles. Ernesto Chacón Oribe. Editorial: Segunda en Papel.

Páginas: 230

Formato: Físico

Peso: 0.35 kgs.

ISBN: 9786310034713


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Bio

Ella es Mariné o Marina Amestoy, directora y fundadora de Revista Mariné.

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