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Andrea Rosales

La Revolución Visual de “Fausto" de F. W. Murnau.


 

Ángel: ¡Atrás! ¡Detente! ¿Por qué azotas a la humanidad con la guerra, la peste y el hambre?

Mefisto: ¡Mía es la tierra!

Ángel: ¡La Tierra jamás será tuya! ¡El hombre es bueno: su espíritu persigue la verdad! ¡Mira allí abajo! ¡Todas las cosas del cielo y la Tierra son maravillosas, pero la suprema maravilla es la libertad del hombre para escoger entre el bien y el mal!


 

Fausto es una película muda de 1926, dirigida por el alemán Friedrich Wilhelm Murnau, quien realizó una adaptación cinematográfica de la obra de Johann Wolfgang von Goethe. Esta es una de las películas silentes que ofrece una experiencia visual única, mostrando la lucha entre el bien y el mal. El director va más allá de lo convencional al experimentar con el uso del espacio y la composición de la imagen. Murnau emplea escenarios pintados, efectos de luz y sombra, y trucos de cámara, como la doble exposición, para recrear ambientes que actúan como metáforas visuales de la lucha moral, potenciando así el desarrollo argumental.

 


El póster muestra una imagen de la película "Fausto" de F.W. Murnau, centrada en el personaje de Fausto, interpretado por Gösta Ekman. Fausto, un sabio alquimista, se ve envuelto en una lucha interna entre su ambición desmedida y su responsabilidad moral. La imagen refleja la ironía trágica del pacto que Fausto establece con Mefisto, interpretado por Emil Jannings, donde su alma se intercambia por la gloria y el placer mundano. Fausto se eleva sobre un paisaje encantado, simbolizando su ambición y su creciente desconexión de la humanidad. La imagen invita a reflexionar sobre la naturaleza del deseo y la responsabilidad, explorando las complejas emociones a través de su lenguaje visual.
Afiche original: Fausto.

 

El Cine Alemán Tras la Guerra


La grabación del film se sitúa en un contexto en el que, tras la Primera Guerra Mundial, Alemania quedó devastada económicamente, con una inflación arrolladora y un boicot a los productos alemanes por parte de los aliados. Esta crisis afectó a todas las producciones alemanas, incluida la cinematográfica. Era imperioso buscar formas de sobrevivir; así, en 1922, la UFA, la mayor productora de cine alemán creía que podía conquistar el mercado estadounidense captando la atención de su público con sus directores estrella: Fritz Lang y Friedrich Murnau.

Fausto fue una producción muy costosa, lo que obligó a innovar en función del objetivo del film. El resultado estuvo a la altura de su inversión. Según el investigador y guionista Luciano Berriatúa, fue la "Guerra de las Galaxias" del cine mudo. Murnau, al contar con formación teatral, logró una estética visual impresionante, creando un “friso de pinturas en movimiento”, una definición que no pudo ser más acertada.



 

La imagen presenta una escena perturbadora y dramática de la película "Fausto" de F.W. Murnau. En ella se observa a una mujer, siendo sujetada por un hombre, en un entorno sombría y caótico. La iluminación contrastada y la composición angulada crean una atmósfera de angustia y tensión, reflejando la naturaleza trágica de la historia. La imagen evoca sentimientos de desesperación y los conflictos emocionales que sufren los personajes. El uso del claroscuro y los elementos visuales enfatizan el carácter expresionista y el dramatismo inherente a la narrativa de la película.

Escena de Fausto




 

Contexto Narrativo


La historia comienza con una apuesta entre Mefistófeles y un ángel celestial por el alma de Fausto, un viejo alquimista y sabio que se siente frustrado por la limitación del conocimiento humano, especialmente en su desesperada búsqueda de una cura para la peste que asola su ciudad. Fausto es testigo de que la ciencia, primero, y luego la fe, son inútiles para acabar con la peste y el sufrimiento que provoca. Su intensa lucha interna lo lleva, en su desesperación, a invocar al demonio. Mefistófeles lo tienta con un trato: su alma a cambio de poder aliviar el sufrimiento de los demás. Aunque el pacto es por unos días, Fausto pronto cae en la tiranía de los deseos humanos, y el viejo doctor es arrastrado a un mundo de placeres y tentaciones.

En su regreso a la juventud, Fausto descubre el amor de Gretchen, una bella e inocente joven que se convierte en un punto central de la historia. Su relación se torna trágica debido a la influencia de Mefistófeles, que los lleva a la perdición. A medida que Fausto enfrenta la devastación de su amor y la culpa, la trama se dirige hacia la redención y la lucha entre el bien y el mal.


 


La imagen muestra una escena dramática de la película "Fausto" de F.W. Murnau. En ella se aprecia a un hombre, presumiblemente Fausto, arrodillado y abatido, con su manto negro ondeando, mientras una mujer con un vestido claro se inclina sobre él y parece acompañarlo. La iluminación contrastada y la composición subrayan la tensión y el conflicto emocional que se desarrolla entre los personajes. La imagen transmite una atmósfera sombría y expresionista, característica del estilo visual de Murnau.

Escena de Fausto



 

La Perspectiva de Eric Rohmer


El film está tan bien abordado por la destreza de Murnau que fue reconocido por Éric Rohmer, crítico y cineasta, quien defendió una tesis doctoral titulada "L'organisation de l'espace dans le Faust de Murnau". En este trabajo, Rohmer destaca cómo el espacio en la película va más allá de ser un simple telón de fondo; se convierte en un elemento esencial para la narrativa y la estética. El director utiliza el espacio de manera pictórica, transformando la cinematografía en una forma de arte visual. La iluminación, la composición y los estilos artísticos se conjugan para presentar Fausto no solo como una historia, sino como una pintura que refleja las emociones de los personajes.


 

Además, los escenarios arquitectónicos juegan un papel protagónico al reflejar el estado interior de Fausto y la influencia maligna de Mefistófeles, convirtiendo el entorno en un personaje por sí mismo. Cada plano hace que la experiencia de ver Fausto sea verdaderamente única. Cabe recordar la formación teatral de Murnau, que respaldó profundamente su enfoque cinematográfico. Influenciado por la puesta en escena de su maestro, Max Reinhardt, quien había presentado la obra de Goethe en el teatro durante una década, Murnau buscó trasladar la estructura teatral a la pantalla. Este enfoque se enriquece con el uso innovador de efectos especiales y la magnífica teatralidad de los actores, lo que da como resultado una obra visualmente deslumbrante y cargada de simbolismo.



 


La escena de invocación de Mefisto: Una reinterpretación oscura de la iconografía mosaica



La imagen presenta una escena dramática y mística, con una imponente y sombría criatura alada que domina el centro de la composición. La figura, presumiblemente un demonio o una criatura sobrenatural, emerge entre nubes y neblina, proyectando una sensación de poder y amenaza. El paisaje que la rodea es tenebroso y fragmentado, con estructuras puntiagudas que parecen cristales o picos rocosos. La iluminación y el contraste en blanco y negro contribuyen a crear una atmósfera oscura y mística, invitando al espectador a reflexionar sobre los temas de lo supernatural y lo diabólico.

Escena de Fausto


Abordar la cantidad de secuencias que nos ofrece la película sería una tarea que excede el alcance de este artículo. Sin embargo, vale la pena destacar una en particular, cargada de un fuerte simbolismo religioso y acompañada por un trabajo técnico de ciencia ficción.


"Fausto: ¡Invoco tu ayuda, espíritu de las tinieblas! ¡Aparece Demonio del mal! Como tú gustas llamarte, con tu nombre infernal: ¡Mefisto! ¡Aparece!
Mefisto: ¡Tú me has llamado! ¡Aquí estoy! Reniego de Dios y sus ejércitos celestiales, y en recompensa míos serán.
Fausto: ¡Apártate de mí, Satanás!"


 


 Esta imagen en blanco y negro muestra a un hombre con una larga barba blanca, vestido con un abrigo oscuro, de pie frente a un grupo de personas. El hombre está señalando con la mano y sostiene un libro o documento en la otra mano. A sus pies se encuentra un objeto esférico, que parece ser una representación del planeta Saturno. La imagen tiene un aspecto dramático y solemne, como si se tratara de una escena teatral o una recreación histórica.

El acto de levantar un libro simboliza la búsqueda del conocimiento prohibido, un tema recurrente en la literatura y la filosofía, especialmente en la época. El icónico fotograma se erige como una figura imponente, invocando los poderes de las tinieblas. El círculo brillante que se forma a sus pies simboliza los arcanos que Fausto busca dominar, mientras que el libro que sostiene en alto representa el conocimiento esotérico y las artes oscuras que utiliza para alcanzar sus objetivos. La iluminación dramática y las sombras proyectadas enfatizan el carácter sobrenatural de la escena.


Pero esta secuencia también establece un paralelismo con otra figura religiosa icónica: Moisés. La postura de Fausto, con el libro alzado por encima de su cabeza, recuerda directamente a las representaciones de Moisés mostrando las Tablas de la Ley al pueblo. Esta similitud no es casual, ya que tanto Fausto como Moisés representan personajes que buscan trascender los límites humanos a través del conocimiento y la conexión con fuerzas superiores, sea el diablo o Dios.


De esta manera, Murnau reinterpreta de manera oscura y demoníaca la iconografía mosaica. La sensación de profundidad y presencia física generada por los recursos visuales del director contribuye a integrarnos en esta escena clave de la obra maestra del cine expresionista alemán.



 

La Redención


La lucha final entre el amor y las fuerzas del mal se presenta tras la trágica expulsión de Gretchen. Después de que Fausto mata a su hermano, la joven, despojada de todo, deambula por las calles heladas, y su bebé muere de frío y hambre, lo que culmina en castigo: la pira. Su sufrimiento se convierte en un grito desgarrador que llega hasta Fausto. Desesperado, le ofrece al demonio su alma, aunque ya no le pertenece, y Mefistófeles, con su maldad, lo convierte en anciano nuevamente. El fuego se transforma, así, en un elemento liberador que purifica sus almas, y el amor se erige como la fuerza que rompe el hechizo en el universo de Murnau.

"Ángel: ¡Aquí no hay paso para ti!
Mefisto: ¡Mi pacto es válido!
Ángel: ¡Una palabra destruye tu pacto!
Mefisto: ¿Qué palabra es?
Ángel: La palabra que resuena con júbilo en la creación, la que acalla cualquier pena y dolor, la palabra que aplaca toda culpa humana, la palabra eterna, ¿no la conoces?
Mefisto: ¿Qué palabra es?
Ángel: ¡Amor!"

 

La grandeza de Fausto de F. W. Murnau, radica en su capacidad para transmitir los sentimientos intrincados de los personajes, las cuestiones morales que se plantean, a través de su lenguaje visual que, sin duda, ubican a esta obra entre una de las mejores de la historia del cine, y corona al director alemán como uno de los mejores de la historia. 




 

Fausto. Productora: UFA Distribución: Metro-Goldwyn-Mayer (USA) Productor: Erich Pommer Guion: Hans Kyser Fotografía: Carl Hoffman Günther Rittau Protagonistas: Gösta Ekman-Fausto Emil Jannings-Mefistofeles Camilla Horn-Gretchen.


 





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