La Suciedad que se Esconde Bajo la Alfombra. Sobre “Terciopelo Azul” de David Lynch.
Por Andrea Rosales
“Me interesa saber qué se esconde tras las limpias fachadas, tras los visillos de las casas, explorar los recovecos tortuosos de la existencia”
David Lynch, 1997
¿Y qué creen que hizo David Lynch con esta película? Precisamente eso, cavar en la tierra de la subsistencia para mostrar el espanto del alma frente a lo retorcido; los débiles no siempre logran escapar.
Es una obra que desnuda con crudeza los secretos (oscuros) que se esconden tras la apariencia de la normalidad, de eso está hecha Terciopelo Azul (1986). Pero da un paso más allá de la fachada, se adentra en la intimidad que solo el individuo conoce. Con una mezcla de conductas auto descubiertas, deseos y violencias, el director nos lleva a los rincones de la locura, el lugar más lodoso del ser humano. Esta obra maestra no solo fue polémica en su momento, sino que su visionado continúa perturbando.
La trama sigue a Jeffrey Beaumont (Kyle MacLachlan), un muchacho que regresa a su pequeña ciudad, Lumberton, tras la hospitalización de su padre. En el parque de la casa familiar, descubre una oreja humana que lleva a las autoridades para que investiguen; pero su curiosidad, en principio, inocente, lo incita a profundizar para saber de quién es esa oreja, descubriendo un mundo oscuro y de violencia que se oculta bajo la superficie de su tranquila ciudad. David Lynch utilizó una narrativa lineal, pero en esa linealidad había escaleras que llevaban a los oscuros sótanos de perversión de la existencia.

“Soy como un detective que destapa lo que los demás ocultan. Y es que este mundo de hoy no es un lugar tan maravilloso como dicen. No es el sueño más brillante”.
Lynch, 2005
El Rostro de la Normalidad: Una Ilusión Frágil

El comienzo de la película nos muestra un cielo celeste, ese que ya no se ve en las ciudades, flores de colores vibrantes, jardines cuidados y vecinos amables; todo transcurre lentamente, evocando la estética de una publicidad del típico “sueño americano”. Pero este ideal se quiebra con el ataque repentino del padre de Jeffrey; a partir de ahí comienza el descenso para ver qué se oculta bajo la “pulida” superficie social, ese submundo vergonzante y crudo, que vive abajo o dentro, como los insectos en cada casa o en cada persona.
El joven que viaja para ver a su padre hospitalizado, al tomar la oreja que encuentra sobre el césped del parque, descubre la llave que lo introduce en ese submundo.

Su curiosidad lo lleva a Dorothy Vallens (Isabella Rossellini), un personaje que encarna tanto la seducción como el sufrimiento. Es una cantante nocturna a quien le han secuestrado el hijo para ejercer un dominio total sobre ella. Es el personaje más complejo y con una marcada dualidad. Es víctima de abuso físico y psicológico, sometida a los deseos de Frank Booth (Dennis Hopper). Es vulnerable, humillada y está emocionalmente rota. Pero también es seductora, consciente de su sexualidad y de cómo puede usarla como arma para obtener algo de control en su vida.

Jeffrey Beaumont, el joven “explorador de la oscuridad”, lo defino entrecomillado porque su afán de ser el "héroe" que busca resolver el misterio lo termina envolviendo. A medida que avanza la trama, cae en el lado oscuro del mundo que está investigando. Por un lado, tiene un interés genuino en proteger a Dorothy y descubrir la verdad; por el otro, sucumbe a la dinámica de poder/violencia en su relación con la sensual mujer. Dolorosamente se le revela su propia capacidad para la violencia y el deseo, algo que lo atormenta y lo humaniza al mismo tiempo.
El personaje más perverso es Franck, quien encarna los impulsos destructivos, un psicópata grotesco. El gas que inhala parece ser el combustible que alimenta su sadismo, casi como si fuera una droga. Sin embargo, esa faceta más oscura de él es capaz de conmoverse profundamente hasta las lágrimas al escuchar In Dreams de Roy Orbison.

Todo este esquema de marcada dualidad que tiene el desarrollo de los tres personajes aparece desafiado por Sandy (Laura Dern). La función narrativa que Lynch le otorgó al personaje es un símbolo, porque la joven representa la pureza, la esperanza y la posibilidad de un final feliz después de la tormenta. Es un contrapunto a Dorothy, quien encarna la dualidad en toda su complejidad, vive atrapada entre el deseo y el sufrimiento; en cambio, Sandy está totalmente ajena a ese caos. Es cierto que, en el contexto de la película, sea el personaje que se sienta con una narrativa más débil, solo reducido a ser el interés amoroso de Jeffrey y su ancla emocional. Pero, me gusta la idea de que el director no haya querido contaminar demasiado al personaje.
Controversias:
Algunos críticos calificaron Terciopelo Azul como un drama con toques de suspenso y cine negro, un género inherentemente pesimista, donde personas comunes descubren aspectos oscuros de la realidad y, por lo general, todo sale mal.
La película se desarrolla en dos niveles: la superficie y lo subterráneo. El primer nivel tiene una estructura lineal que resulta comprensible; el segundo, o, mejor dicho, el subsuelo, es donde se oculta la brutalidad de la narrativa. Por esta razón, no todos los críticos la recibieron con la misma aceptación. Se acusó al director de “violentar” la sensibilidad de su público y de sus actores, particularmente de su actriz, Isabella Rossellini. La experiencia emocional extrema de su personaje, el enfoque en su dolor y vulnerabilidad no fue justificada por una intención más profunda por parte del director. En este sentido, algunos lo comparan con Bernardo Bertolucci y la actriz Romy Schneider en El último tango en París. Varios medios estadounidenses, incluso algunos de los más importantes, se limitaron a hacer un análisis literal, sin abordar lo “otro”, lo oscuro de la trama, como la hipocresía detrás de la típica imagen de la familia americana. (No son más malvados que otros, sino que son iguales a cualquiera).
“La oscuridad es importante. Si nunca has visto la oscuridad, nunca aprenderás realmente a apreciar la luz”.
Lynch, D. (2006). "
David Lynch: entre el arte y la vida". p. 48.
En Terciopelo Azul todo coexiste. Es una historia de fetichismos, control crudo, violencia, amor, miedos y el deseo de salvar a alguien. El vestido azul de Dorothy y la canción recurrente Blue Velvet de Bobby Vinton, son símbolos de deseo y obsesión que van permeando el argumento. Para Frank, el terciopelo azul es su fetiche, pero también su conexión con el dominio y el control. Es un psicópata que se pierde cuando escucha una canción porque hay algo roto en su interior. Dorothy es la frágil, que no puede ni con su vida, una sobreviviente que lo único que desea es estar con su hijo. Jeffrey, el muchachito bueno, que descubre dolorosamente a su Mr. Hyde. Y, por último, Sandy, la puerta donde se ve la luz de toda esta locura.
Es una película con una trama clara que se puede seguir, no se mete en recovecos surrealistas o de simbolismos incomprensibles, pero tanto trastorno escondido es difícil de digerir.

Nominaciones y Premios:
Obtuvo numerosas nominaciones en: 59ª Edición de los Oscar (1987), 44ª edición de los Globos de Oro (1987), Sindicato de Guionistas (WGA) 1987, 2° Independent Spirit Awards, Círculo de Críticos de Nueva York - Año 1986, Asociación de Críticos de Los Ángeles (1986), Asociación de Críticos de Boston (1986), Festival de Montreal (1986).
Premiada en: Sociedad Nacional de Críticos de Cine (1986), 19° Festival Internacional de Cine de Cataluña - Sitges (1986), Festival de Montreal (1986), Asociación de Críticos de Los Ángeles (1986), Asociación de Críticos de Boston (1986), XV Festival de Cine Fantástico de Avoriaz (1987).
Blue Velvet. Año: 1986 País: Estados Unidos Dirección: David Lynch Guion: David Lynch Fotografía: Frederick Elmes Reparto: Kyle MacLachlan, Isabella Rossellini, Dennis Hopper, Laura Dern y Dean Stockwell.