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Mariné Amestoy

"No tiene un desgarrón": Un Encuentro de Cuerpos y Tinieblas en la Adaptación de Heldenplatz.


 

En la vida, como en el teatro, los papeles secundarios son los que suelen contar las verdades más incómodas.

Anton Chéjov



 Escena de la obra "No tiene un desgarrón". Dos actrices en el escenario, ambas vestidas de negro. Una de ellas está al frente con las manos en la cabeza, mientras que la otra avanza hacia el centro de la escena. A su alrededor hay objetos como bolsas y un taburete de metal. Al fondo, trajes colgados en la pared oscura complementan el ambiente dramático.


 


Escena de la obra "No tiene un desgarrón". Dos personas, vestidas de negro, están de espaldas al público, abrazadas y mirando hacia una luz brillante en el centro del escenario. En el suelo, frente a ellas, se encuentran varios objetos, incluidos zapatos y bolsas de tela, junto a algunas cajas de cartón. Al fondo, la escenografía presenta trajes colgados en una pared oscura, que crea un ambiente solemne y cargado de simbolismo.

No tiene un desgarrón es mucho más que una adaptación de Heldenplatz de Thomas Bernhard. Es una exploración necesaria, aunque angustiosa de la existencia, donde lo cotidiano se entrelaza con lo político, y el pasado se refracta en el presente. Bajo la dirección de Rita Cortese, la obra se convierte en un espejo oscuro que refleja las contradicciones y tensiones de nuestro tiempo, a través de la vida de dos empleadas domésticas, Zittel y Herta, interpretadas magistralmente por Julieta Cardinali y Vera Spinetta.


 

El Silencio que Arruina Todo

 


No tiene un desgarro" - Una actriz en una escena teatral, sentada en el suelo con ropa en las manos, rodeada de sacos y con un fondo oscuro.

Desde el comienzo, la obra nos anega en un silencio que no es meramente la ausencia de sonido, sino una presencia opresiva que parece arruinarlo todo. Este silencio, en palabras de Cortese, es el espacio donde resuenan las tinieblas del pasado y los errores del presente. La obra, reducida a un solo acto por la directora y su asistente de dirección Carolina Santos, concentra toda la intensidad de Bernhard en el diálogo entre Zittel y Herta. Mientras ordenan la casa tras una tragedia, las palabras se convierten en susurros que intentan llenar el vacío dejado por aquello que no se puede nombrar, evocando el concepto de lo siniestro en Sigmund Freud: aquello que es familiar y, al mismo tiempo, profundamente extraño.


Este silencio, cargado de significado, también puede ser interpretado a través de Maurice Blanchot, quien en El espacio literario sostiene que


"el silencio pertenece a la palabra como la muerte a la vida. No existe palabra sin silencio, como no hay vida sin muerte"

En la obra, el silencio no solo destruye, sino que revela; es en la pausa entre palabras donde se manifiestan las tensiones y las verdades incómodas que subyacen en la sociedad.



 

El Interlocutor Imaginario y la Tentativa de Tender Puentes

 

Cortese define la obra como “un encuentro de los cuerpos, un encuentro de las tinieblas”, donde el interlocutor imaginario es aquel que se construye para poder soportar la soledad de la existencia. Este concepto se alinea con las ideas de Martin Buber en su obra Yo y Tú, donde el ser humano establece relaciones con los otros y consigo mismo a través de unimaginado que da sentido a su experiencia en el mundo.

Zittel y Herta, a través de sus conversaciones, no solo dialogan entre sí, sino también con este "tú" que las interpela desde el abismo de sus propias vidas. Es en este intercambio donde la obra alcanza su dimensión más filosófica: el intento de tender un puente a través del tiempo, un puente que conecta pasado y presente, víctimas y opresores, la clase alta y las empleadas domésticas que, a pesar de todo, mantienen su humanidad intacta. Aquí resuena la obra de Walter Benjamin, quien en Tesis sobre la filosofía de la historia advierte sobre la necesidad de establecer una conexión crítica con el pasado para entender el presente y construir un futuro diferente. Para Benjamin, la historia es un constante estado de emergencia, y No tiene un desgarrón pareciera invitarnos a considerar este estado como una realidad presente y no como un eco distante.


 

Errores Revelados y Contradicciones Expresadas

 



"No tiene un desgarron" - Una actriz en una actuación teatral, inclinado sobre una mesa con ropa, en un escenario con fondo oscuro y cajas.

La obra es profundamente actual porque, aunque situada en la Viena de una familia de clase alta, resuena con las luchas y tensiones del mundo contemporáneo. La tragedia que ha ocurrido en la casa no es solo un evento aislado, sino un símbolo de los errores de la humanidad, errores que se revelan y se repiten a lo largo de la historia. En este sentido, No tiene un desgarrón recuerda la noción de historia de Walter Benjamin,


"donde el pasado no está muerto, sino que sigue vivo y actuante en el presente"

Además, el concepto de lo “erróneo” que la obra presenta puede ser examinado a través de Jacques Derrida y su teoría de la deconstrucción. Derrida sugiere que los significados nunca son fijos, sino que están siempre en proceso de cambio y reinterpretación, revelando la inestabilidad de lo que consideramos como “verdad”. En No tiene un desgarrón, los errores y las contradicciones no son simples fallos, sino puntos de inflexión que invitan a una constante reevaluación de nuestra realidad y de nuestra posición en ella.

Cortese, a través de su dirección, nos confronta con estas contradicciones: el humor y la tragedia, la resistencia y la opresión, lo dicho y lo no dicho. La obra, al centrarse en la vida de Zittel y Herta, muestra cómo lo político se infiltra en lo cotidiano, cómo las grandes narrativas de la historia se reflejan en los pequeños gestos de la vida diaria. Es en este microcosmos donde se revelan las tensiones de clase, donde los discursos del odio se materializan en silencios incómodos y donde el espectador es invitado a reflexionar sobre su propia complicidad en las estructuras que perpetúan la desigualdad.


 

Una Puesta en Escena Perturbadora y Necesaria

 

No tiene un desgarrón es, en palabras de Cardinali, “profundamente poética y perturbadora”. No solo porque nos invita a mirar de cerca las heridas de la historia, sino porque lo hace de una manera que es, a la vez, íntima y universal. La obra no busca ofrecer respuestas fáciles ni soluciones reconfortantes; en su lugar, nos deja con preguntas que resuenan mucho después de que se apagan las luces del teatro...

Es un encuentro con la tiniebla de nuestra propia existencia, un recordatorio de que el pasado nunca está realmente muerto y de que, para construir un futuro diferente, primero debemos confrontar los errores que, hasta ahora, hemos preferido ignorar. En este sentido, la obra también resuena con las reflexiones de Hannah Arendt sobre la banalidad del mal y la responsabilidad individual en la perpetuación de las injusticias. No tiene un desgarrón nos desafía a enfrentar estas preguntas con la misma valentía con la que Cardinali y Spinetta encarnan a Zittel y Herta, dos mujeres atrapadas en una historia que, al final, puede ser (¿o es?) la historia de cada uno de nosotros.


Una puesta teatral Indispensable de ver.



 


Póster de la obra "No tiene un desgarro". Presenta a dos actrices, Vero Spinetta y Julieta Cardinali, vestidas con vestidos oscuros, sobre un fondo verde. El título está destacado en la parte superior. También se mencionan la dirección de Rita Cortese y la adaptación de Thomas Bernhard. En la parte inferior, hay imágenes de perros rojos.

No Tiene un Desgarrón.

Adaptación: Rita Cortese, Carolina Santos.

Actúan: Julieta Cardinali, Vera Spinetta.

Vestuario: Mónica Toschi.

Escenografía: Diego Méndez Casariego.

Iluminación: Iván Gierasinchuk.

Peinados: Ricardo Molina.

Maquillaje: Valeria Brédice .

Redes Sociales: Prensópolis.

Diseño gráfico: Martín Gorricho.

Asistencia de escenografía: Ana Agustina Gobbi.

Asistencia De Producción: Juan Manuel Ferraresi, Bernardita Ottonello.

Asistencia de dirección: Carolina Santos.

Producción ejecutiva: Bárbara Rapoport.

Dirección: Rita Cortese.


 

Santos Dumont 4040

Capital Federal - Buenos Aires - Argentina

Entrada: $ 18.000,00 - jueves - 20:00 has - 05/09/2024 y Del 19/09/2024 al 26/09/2024



 


Bio

Ella es Mariné o Marina Amestoy, directora y fundadora de Revista Mariné.

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