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Nadine Duchini

Quiero mis alas. Sobre "Amarte es un trabajo sucio (pero alguien tiene que hacerlo)" de Iñigo Guardamio con dirección de Raúl Garavaglia)


 

“Atrapado repentinamente dentro de unos límites que lo sofocan, este exiliado contempla a los demás desde un mundo que ya no es mundo, y con estupefacto asombro, los ve actuar, planificar y amar, como si el tiempo no existiese y todo, absolutamente todo, sigue siendo posible […]”

Onetti, J. C. (1995). Reflexiones de un exiliado. Confesiones de un lector. Madrid, España: Alfaguara


Un hombre en biciclera y otro atrás en la obra Amarte es un placer


 

A simple vista, David (Felipe Martínez Villamil) parece tener gran parte de su vida resuelta; joven abogado recién recibido, muchos conocimientos sobre el derecho bizantino y una novia ideal. Pero en realidad no tiene experiencia ni para afrontar una entrevista laboral (menos una con la IA como reclutadora). Especializado en un área profesional casi obsoleta, no parece estar tan convencido de poder lidiar con el poliamor. Así que, cuando conseguir el trabajo soñado se vuelve una tortura, David decide bajarse una aplicación llamada Hermes y entrar en el mundo frenético de los repartidores. Así es como se niega a trabajar en el negocio familiar con el resto de sus primos, abandona toda esperanza de poner en práctica su título universitario, decide estrenar bicicleta, casco y mochila y dedicarse al delivery.


 

 

Sin saberlo del todo, David busca algo más que solo el dinero, pero después de recorrer kilómetros y kilómetros sin un pedido, la frustración lo vuelve a atacar y nadie lo presiona tanto como él mismo. Pero no está solo: el soporte de Hermes (Gregory Preck) se encuentra en escena constantemente a través de una voz que simula ser de ayuda, pero demuestra ser más cruel que un jefe de carne y hueso. Cuando, agotado y sin motivación, David decide terminar su día, finalmente se encuentra a Samu (Roberto Acosta), un repartidor que tiene el símbolo característico del Dios mensajero en su casco: un par de “alas”. Un símbolo que para los repartidores representa honor y un alto rendimiento de trabajo, o sea, más ingresos. David entonces decide cerrar un trato ambicioso (y peligroso) con este hombre y las bicisendas se salen de su control.



 

Amarte es un trabajo sucio (pero alguien tiene que hacerlo) cuenta con la dirección de Raúl Garavaglia y guía al espectador por este viaje de tropiezos, chistes y muchísimas caídas (emocionales y físicas) que el protagonista transita a lo largo de la obra. El trabajo de escritura de Iñigo Guardamino fue tan destacado que lo llevó a estar nominado como mejor Dramaturgo en los Premios MET (España) 2023.



 

 

La escenografía minimalista, parece ser una decisión adrede para dejar que los personajes alcancen siempre el máximo, proyectando hasta la última fila lo que ocultan bajo la superficie de la interpretación que se ve a simple vista. Desde las tormentas que atraviesa David en su bici hasta la preocupación que Luisa (Ro Kreimer) experimenta por el futuro de su hijo y sus propias necesidades como mujer, la fe inquebrantable de Samu con su biblia en mano todo el tiempo o la vida de home office que Marta (Brenda Raso) intercala entre David y otras relaciones poliamorosas. Todo parece ser un conjunto de historias unidas por un personaje que busca. Busca una profesión, busca un amor, busca una pasión, busca dinero, estabilidad o equilibrio al bajar de su herramienta (móvil) de trabajo. Pareciera que no hay resultados y que cada vez se queda más paralizado, mirando su vida como un simple espectador. Las alas no lo elevan y choca con la realidad. El destino parece ser más injusto, incluso que su jefe incorpóreo, y lo hace tropezar con su padre abandónico, el detonante de un final tragicómico.



 



 

Esta obra toca temas actuales que para muchos jóvenes son dolorosos al punto de enloquecer sus vidas para “ser alguien”. Encajar y tener “el futuro solucionado” después de terminar una carrera y ser profesional (o no), amar, tener abundancia económica, trabajar hasta el desmayo o hacer todo desde casa (y de todas formas no soportar la presión). David trabaja de algo que no lo apasiona y aun así su rutina se convierte en una adicción enfermiza hasta el punto de no saber cuándo parar, cuándo va a ser suficiente. Suficiente dinero, suficiente tiempo para aclarar su cabeza, suficiente experiencia e insuficiente tiempo para vivir. Una puesta que coloca al espectador en una realidad social que desespera y que lo hace reír para no llorar.


 

Amarte es un trabajo sucio (pero alguien tiene que hacerlo). Dramaturgia: Iñigo Guardamino. Dirección: Raúl Garavaglia. Actúan: Felipe Martínez Villamil, Roberto Acosta, Héctor Negro Díaz, Ro Kreimer, Lucianna Ligorio, Gregory Preck, Brenda Raso, Claudia Seghezzo. Actores reemplazo: Lucianna Ligorio. Voz en Off: Silvina Quintanilla. Diseño De Sonido: Raul Garavaglia. Realización de escenografía: Dt Escenografías. Diseño De Iluminación: Horacio Novelle. Diseño gráfico: Mariana Melinc. Asesoramiento de vestuario: Sebastián Mejías. Asistencia De Producción: Lucianna Ligorio. Asistencia de dirección: Gregory Preck. Prensa: Valeria Franchi.

Producción ejecutiva: Ro Kreimer. Teatro: El Extranjero, Valentín Gómez 3378, CABA.


 


Próximas funciones: domingo 6/10 a las 20 has en el Centro Cultural Enrique Uzal - Petracchi 646, San Miguel del Monte.

sábado 26/10 a las 20:30 has. en la Sala Roberto Durán - Pres. Domingo Faustino Sarmiento 3044, Castelar.

 


 



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Ella es Mariné o Marina Amestoy, directora y fundadora de Revista Mariné.

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